
Para la Revista de Trenque Lauquen: Informativo Rural
Cuando se acerca la culminación del año, uno debería poner en receso determinadas tareas y esperar que los hechos acompañen, a fin de que las olas que nos han sacudido a lo largo de días y meses, atemperen su fuerza y entren en un mar calmo.
Nuestra realidad 2007, sin embargo, nos ha introducido en una maremoto ininterrumpido, donde se mezclaron las inclemencias climáticas, las variables electorales atípicas, la violencia que no ahorró ataques a funcionarios, ni muertes sospechosas, ni actos de corrupción sin explicaciones verosímiles, ni medidas arbitrarias... por sólo mencionar lo que más transmitían los titulares. Y cuando las Fiestas nos hubieran podido augurar un esperado remanso, las noticias nos siguieron sacudiendo.
Al menos, para el campo, un anunciado “cambio” postelectoral, así, sin aditamentos, no llegó. La primera sorpresa fue una conferencia de prensa con la imagen de un ministro actuante y mudo, flanqueado por un secretario más que cuestionado y por un ministro designado pero sin posesión del cargo. Con miraba imperturbable, él escuchaba cómo el joven sucesor sin juramento, arrojaba al sector lechero una disposición con los parámetros dentro de los cuáles deberían moverse de ahí en más, y cómo el secretario de marras respondía a alguna consulta sobre inclusión de yogures que, parecía, no le había quedado en claro al futuro funcionario. Los que sintonizábamos otra onda, seguíamos el diálogo del secretario de Agricultura con los representantes del sector, reunidos para la búsqueda de soluciones consensuadas a problemas que, para sorpresa de todos, en la Rosada ya estaban simultáneamente dando por resueltos.
No necesitamos abundar en detalles, aunque el patético mensaje que nos dejó fue que todo seguía igual, ya que el cambio aparecía como cosmético con un elegido de look muy juvenil, subtitulado con graduaciones en universidades de prestigio. El modus operandi ya estaba definido, al menos por ahora.
Lo que sí ha cambiado es la actitud asumida por el sector lechero al socaire de un gobernador distinto y de una secretaria distinta, que conocen el paño económico y humano con el que deben gobernar. Hermes Binner y la secretaria de Integración Regional de Santa Fe, María del Carmen Alarcón, actuaron con sensatez y conocimiento. No debieron acudir a cálculos de ganancias y pérdidas tomadas al azar. Conocían los temas porque los viven, caminan el territorio, hablan con la gente, escuchan la realidad con los oídos y el corazón. Y entonces lograron unir a empresarios y productores primarios y llegar a una solución que abarcaba todas las instancias en cuestión y a los actores más importantes de la cadena, desde los tamberos hasta los industriales. “¡Se puede!”, dijeron algunos.
Al escribir estas líneas, no sabemos todavía cómo va a evolucionar el problema de la leche, tampoco el del trigo, el maíz, la soja, el girasol, la carne. Hasta ahora no hemos dado pie con bola. Nos dijeron que la salida de la convertibilidad nos iba a favorecer en lo inmediato como país exportador, haciendo hincapié que lo sería especialmente para el campo, que sin perder el tiempo empezó a trabajar entusiasmado. Hasta ahora, no hemos visto más que trabas a las exportaciones de nuestros productos competitivos, íntegramente argentinos: bloqueos, amenazas, retenciones, precios máximos o mínimos y dale que va. Se ignoran así las leyes más elementales del mercado, no para beneficio de los menos pudientes como se invoca, sino de los que tienen más poder económico y de lobby. Esto a la larga ha quedado demostrado.
Mientras tanto, se calcula que el gobierno recaudará gracias a nuestros impuestos una suma de alrededor $220.000 MM. Ideal para el Jefe de Gabinete quien, además de los fondos extraordinarios que recibirá por una inacabable “emergencia económica”, podrá disponer como mejor le venga en gana de $51.000 MM extra, ya que el presupuesto aprobado es de $169.000 MM.
Pero, con alguna posibilidad de certeza, podríamos concluir al final del 2007, que algo está cambiando. Porque hay actores nuevos, porque hay cansancio, porque nos hemos dado cuenta de que todos debemos arrimar el bochín para aumentar los puntos a favor, prescindiendo de la hojarasca que nos tiran en la cancha. Y porque si no actuamos unidos y hacemos escuchar una sola voz, nos van a seguir pasando por arriba, para ir arreglando las pequeñas coyunturas del momento o tapando las consecuencias de valijas voladoras, mientras se van debilitando las estructuras fuertes que nos deben permitir tomar las riendas del futuro en la buena dirección.-
¡FELIZ AÑO NUEVO y que nos ayude el NIÑO DIOS !